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Cómo vendrá la paz mundial
religioso, en el versículo 21: "Y veía yo que este cuerno hacía
guerra contra los santos, y los vencía, HASTA [otro
"HASTA"]
que vino el Anciano de días, y se dio el juicio a los santos del
Altísimo; y llegó el tiempo, y los santos recibieron el reino".
Los santos, para entonces ya no seres de carne y hueso
sino seres inmortales, ¡poseerán el reino a la segunda venida
de Cristo! El mismo Jesús lo confirmó y lo puso en claro, pues
El es quien habla en Apocalipsis 3:21: "Al que venciere, le daré
que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y
me he sentado con mi Padre en su trono". El trono del Padre
está en los cielos, donde Jesucristo se encuentra ahora; pero el
trono de Cristo, en el cual los santos se sentarán con El, es el
trono de David, en Jerusalén (Lucas 1:32).
Más aún: "Al que venciere y guardare mis obras hasta el
fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con
vara de hierro ..." (Apocalipsis 2:26-27).
No podemos saber la hora
Después de su resurrección y momentos antes de
ascender al cielo, estando en el monte de los Olivos, Jesús
explicó a sus discípulos cómo recibirían el PODER inspirador y
engendrador del Espíritu Santo de Dios en el día de
Pentecostés que se aproximaba.
Los discípulos querían saber si el reino de Dios iba a ser
establecido
en aquel entonces.
La IGLESIA sí fue fundada en
ese día de Pentecostés. Pero, ¿era aquello el establecimiento
del reino de Dios?
Los discípulos le preguntaron: "Señor, ¿restaurarás el
reino a Israel
en este tiempo?"
Una vez más Jesús aclaró que la Iglesia
no era
el reino de
Dios: "Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las
sazones, que el Padre puso en su sola potestad; pero recibiréis
poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y
me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y
hasta lo último de la tierra. Y habiendo dicho estas cosas,
viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó
de sus ojos" (Hechos 1:7-9).
La misión que Dios le dio a la Iglesia fue la de predicar su
evangelio en todo el mundo. Los apóstoles habrían de recibir
el Espíritu Santo, el cual los engendraría como santos, como