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EL TERCER MANDAMIENTO
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En la Biblia los nombres personales tienen su significado. El
nombre hebreo original de Abram fue cambiado a Abraham -
porque Abraham significa "padre de muchas naciones". Y Abra–
ham fue destinado para ser precisamente eso - "el padre de
muchas naciones" (Génesis 17:5).
De la misma manera es con Dios.
El nombre de Dios revela la naturaleza
del Dios que usted adora
Cada nombre o título de Dios revela algún atributo del
carác–
ter
divino. Al estudiar la palabra de Dios, aprendemos nuevas
verdades acerca de la naturaleza
y
carácter de Dios con cada
nuevo nombre que El usa para revelarse. En otras palabras, los
nombres que Dios se aplica indican lo que El es.
Si el hombre usa el nombre de Dios de tal manera que niegue
el verdadero
significado
y
carácter
de Dios,
QUEBRANTA
el tercer
mandamiento.
Dios declara a través de Isaías: "¡Oíd esto, los de la casa de
Jacob, los que sois llamados del nombre de Israel,
y
de la fuente de
Judá tenéis vuestra procedencia! Vosotros que juráis por el nom–
bre del Eterno,
y
hacéis mención del Dios de Israel, mas no en
verdad, ni en justicia" (lsaías 48:1, Versión Moderna). La gente a
quien es aplicable esta profecía, usa el nombre de Dios, pero olvida
obedecer la revelación de Dios contenida en su nombre.
Y aunque parezca increíble, muchos individuos religiosos repi–
ten inútilmente una
y
otra vez el nombre de Dios en sermones
y
oraciones. Toman el nombre de Dios
EN VANO-
sin ningún buen
uso o propósito.
El mandamiento original dice: "El Señor no tendrá por ino–
cente al que tomare su nombre en vano". La palabra hebrea
traducida aquí como "inocente" puede ser traducida "limpio". "El
Señor no tendrá por 'limpio' a aquel que tomare su nombre en
vano". ¡La prueba de limpieza o pureza espiritual es la actitud del
hombre hacia el
NOMBRE
de Dios! El hombre es limpio o inmundo,
según use el nombre de Dios en verdad - o por
vanidad.
¿Comprende usted lo que esto significa? Indica ciertamente
que está en mejor posición el individuo que, debido a sinceras
dudas religiosas, ha excluido de su vocabulario el nombre de Dios,
que el cristiano de profesión que está siempre
hablando
del nom–
bre de Dios, pero
NEGÁNDOLE
en su vida diaria.