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EL CUARTO MANDAMIENTO
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Lucas 4:16 donde leemos que Jesús "entró, conforme a su cos–
TUMBRE,
el día del sábado en la sinagoga, y se levantó a leer".
Ciertamente que el verdadero sábado es una día consagrado a
la adoración unida que rinden a Dios todos los que El ha llamado
como siervos. Es el tiempo consagrado a la predicación y la exposi–
ción de la Palabra de Dios y sus leyes vivientes. Es pues el deber de
todo verdadero cristiano, buscar hasta encontrarla, la Iglesia en la
que pueda realmente rendir culto a Dios "en espíritu y en verdad",
una Iglesia que observe propiamente el verdadero sábado del Crea–
dor Dios, una Iglesia en la cual el hombre sea enseñado a "vivir por
CADA
palabra de Dios".
Hay muchas iglesias que creen en la observancia del cuarto
mandamiento. Pero las más de éstas - en sus enseñanzas y
prácticas - directamente
QUEBRANTAN
uno o más de los otros
mandamientos. Jesús fundó solamente
UNA
iglesia (Mateo 16:18).
Y ésta,
sólo ésta,
guarda
TODOS
los mandamientos de Dios.
Así pues, aprenda a guardar el sábado en una forma positiva.
Emplee el séptimo día que Dios ha apartado y hecho santo, exacta–
mente conforme al designio de El. Descanse de las faenas munda–
nales, ore, estudie y medite en la Palabra de Dios y los propósitos
de la existencia humana. Tome tiempo para hacer bien a otros,
cuidar de los enfermos, visitar a los afligidos, y reunirse con otros
verdaderos cristianos el día sábado si le es posible hacerlo.
Regocíjese en el sábado de Dios
Sea agradecido y regocíjese porque Dios ha separado veinti–
cuatro horas de precioso
TIEMPO
cada semana, en las cuales usted
puede adorarle y meditar en las lecciones de la vida que son de
verdad
IMPORTANTES.
Este descanso fisico y renovación espiritual
le darán a su vida un nuevo
propósito
y
SIGNIFICADO.
Gracias a que
cuenta con el
TIEMPO
suficiente para ello, usted puede establecer
contacto personal y vital con Dios, el Creador, mediante la obser–
vancia del día que le señala como el gran Autor de toda la creación,
y el
SER
en quien "vivimos, y nos movemos, y somos"
(Hechos 17:28).
El principio de toda verdad es
TEMER
a Dios (Proverbios 1:7).
Usted que entiende, debe temer quebrantar el cuarto manda–
miento porque quebrantarlo, es violar el sábado de Dios.
El Todopoderoso llama al sábado:
"MI DÍA SANTO"
(lsa–
ías 58:13). El Creador mismo ha santificado y apartado este espa-