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LOS DIEZ MANDAMIENTOS
gente,
ni se ensayarán más para la guerra"
(versículo 3).
La guerra implica el
cultivo
del odio y la práctica de matar. En
el reino de Dios los jóvenes ya no serán obligados a
CULTIVAR
la
actitud que es diametralmente opuesta a la regla de amor de la ley
de Dios.
El ex presidente Eisenhower de los Estados Unidos dijo: "La
esperanza de paz en el mundo no descansa en campamentos arma–
dos y en oposición, sino en una idea. La idea es el concepto de una
REGLA DE LEY
como medio de solucionar disputas entre Estados
soberanos". Ya sea que el ex presidente norteamericano lo com–
prendiera o no, él señaló el hecho de que solamente
el gobierno de
Dios
basado en sus
LEYES
resolverá los problemas de los hombres
y las naciones.
Pero mientras tanto, los verdaderos cristianos tenemos que
trabajar y orar por la venida del reino pacífico de Dios, y entender
que el espíritu de guerra es el espíritu de
HOMICIDIO -
y evitarlo
con todas nuestras fuerzas.
Jesucristo
y
la guerra
Hablando frente a la Liga de las Naciones, el Dr. Harry
Emerson Fosdick expresó este pensamiento en una forma muy
vigorosa:
"No podemos reconciliar a Jesucristo con la guerra- tal es la
esencia del asunto. Es el desafio que hoy debiera sacudir la con–
ciencia de la cristiandad. La guerra es el pecado social más colosal
y dañino que aflige a la humanidad; es cabal e irremediablemente
anticristiana; y en su total método y efecto representa todo lo que
Jesús no representó y no simboliza nada de lo que El simbolizó; la
guerra es una más clamorosa denegación de toda doctrina cristiana
acerca de Dios y el hombre, que todas las jamás ideadas por los
ateos teóricos. Valdria la
pen~
ver a la Iglesia Cristiana reclamar
como suyo este tema moral de nuestros tiempos, para verla una
vez más como en los días de nuestros padres, izar un límpido
estandarte contra el paganismo de este presente mundo y, rehu–
sando acallar su conciencia ante los estados beligerantes, poner el
reino de Dios por encima del nacionalismo y convocar al mundo a
la paz. Eso no sería la negación del patriotismo sino su apoteosis".
La esencia del asunto es que Jesucristo se opone al
espíritu de
homicidio
en cualquier forma. Rotundamente se opone a la guerra
- ¡y un día El le dará fin para siempre!