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EL SEPTIMO MANDAMIENTO
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amante y cumplida unión de Cristo y su Iglesia. Por lo tanto,
NADA
puede interponerse entre ellos.
La lección del matrimonio debe enseñarnos
FIDELIDAD
eterna
a Jesucristo como nuestra Cabeza.
¿Cómo podríamos ser fieles al Dios viviente por
toda la eterni–
dad
si egoístamente
REHUSAMOS
ser fieles al cónyuge con quien
estamos unidos en esta vida sólo por unos cuantos años - y
aprender las lecciones de paciencia, bondad, longanimidad, domi–
nio propio,
AMOR
y
FIDELIDAD
en la sagrada unión del matrimo–
nio?
La enseñanza de Jesucristo
Cada vez vemos más claro por qué Jesucristo enseñó la cuali–
dad
OBLIGATORIA
del voto matrimonial.
Cuando los fariseos hipócritas preguntaron a Jesús por qué
Moisés permitió el divorcio en los días del Antiguo Testamento, El
contestó: "Por la dureza de vuestro corazón os escribió este man–
damiento; pero al principio de la creación, varón y hembra los hizo
Dios. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se
juntará a su mujer, y los que eran dos, serán hechos
UNA CARNE;
así que no son más dos, sino
una
carne. Pues, lo que Dios juntó,
NO
LE APARTE EL HOMBRE"
(Marcos 10:5-9).
El divorcio genera más divorcio.
Si reflexionamos por un
momento recordaremos que la ahora muy común costumbre de
conceder
divorcios
y luego segundas
nupcias
a personas divorcia–
das era algo
INAUDITO
hace apenas cincuenta años. Los líderes
religiosos de ese entonces y anteriores a ellos advertían que si el
divorcio se toleraba una vez, no se hallaría freno para contenerlo y
mantenerlo dentro de los límites entonces fijos o previstos. Hoy en
día vemos cuánto tenía de
VERDAD
aquella advertencia. Ahora
contemplamos el triste y miserable espectáculo que presentan una
tercera parte y en muchas áreas
LA MITAD
de los matrimonios -
un vinculo
santo
y
SAGRADO
y
perpetuo
ordenado por el Todopode–
roso - terminando en
FRACASO
ante los tribunales de divorcios
inventados por los hombres.
¿Y después del divorcio, qué?
Según las estadísticas la mayoría de los divorciados buscan
otro compañero, y muchos encuentran un
segundo
o
tercero
y
hasta un
cuarto
cónyuge para satisfacer el deseo que DIOs deter–
minó que fuese satisfecho y canalizado y enaltecido en el
santo
y