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EL SEPTIMO MANDAMIENTO
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Los estilos de los trajes y demás prendas de las mujeres
modernas subrayan una cosa - la sexualidad. Los encabezados de
los periódicos recalcan y explotan las noticias que tienen que ver
con actos sexuales. La mayoría de las revistas modernas continua–
mente hacen hincapié en la sexualidad, y muchos calculan que de
no aparecer el tono "sexual" en el titular de algún artículo anun–
ciado en la cubierta, sus ventas se reducirán.
A través de la televisión, periódicos, revistas y carteleras de
anuncios, la
SEXUALIDAD
se subraya marcadamente de muy varia–
das maneras. Más que nunca, muchos libros y novelas modernas
están usando como tema simplemente la sexualidad "en crudo". Y
ahora que hemos entrado a la era de los "libros de bolsillo",
continuamente vemos anaquel tras anaquel repleto de estos agen–
tes de corrupción en nuestras librerías, farmacias, puestos de revis–
tas y supermercados. En la cubierta de estos librejos aparecen
mujeres semi-desnudas en poses sugestivas y demás está decir que
el título es casi siempre erótico e insinuante.
Este género de propaganda es simplemente la forma más vil de
degradar la
CORRUPCIÓN
humana. Y no obstante, tal es el tipo de
literatura, y publicidad y artículos que está
INUNDANDO
los merca–
dos.
Por su parte las industrias que controlan los medios más
realistas que
influencian
y
mueven
a las juventudes a actuar - el
<;:ine y la televisión- presentan un cada vez más creciente número
de producciones cuyo tema es la
SEXUALIDAD
o la violencia, o la
combinación de ambos.
Pero la sociedad moderna está
pagando
terrible
CASTIGO
por
estos pecados y abominaciones tan exageradamente difundidos.
Cada vez es mayor el número de hogares ensombrecidos y arruina–
dos por el adulterio de uno o ambos cónyuges. La avalancha de
divorcios sigue incontenible. Más niños quedan abandonados sin el
amor y la dirección de ambos padres. Y las relaciones sexuales
ilícitas antes del matrimonio - práctica que Dios denomina "for–
nicación" -se han convertido en algo casi común entre la gente
joven de la sociedad de hoy.
Y lo cierto es que todas y cada una de estas cosas constituyen
violación al
séptimo mandamiento.
Los jóvenes que deprecian y degradan la felicidad de su futuro
matrimonio mediante relaciones sexuales ilícitas antes de casarse,
no sólo están dañando su futuro en esta vida presente, sino for-