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LOS DIEZ MANDAMIENTOS
zando al Todopoderoso, por una necesidad eterna, a excluirlos de
su reino y la vida y la felicidad perpetua dentro del mismo
(1 Co. 6:9). Porque ellos, juntos con los "abominables" y los "for–
nicarios", tendrán su parte en el lago de fuego que es la
MUERTE
segunda
(Ap.
21:8).
Obedeced al séptimo mandamiento
Dios da importantes consejos a todos aquellos que se ven
tentados a cometer fornicación o adulterio. En esta era de lascivia,
de estimulación y codicia sexual, resulta de inestimable valor
ATENDER
este consejo si se ha de entrar en el reino de Dios y la
vida eterna.
Dios dice:
"Huid la fornicación"
(1 Co. 6:18). El no dice deje
a su mente acariciar ideas o deseos sexuales equivocados. No le
dice que procure estar a solas con la esposa de otro hombre o con
una persona soltera que le provoque tentaciones sexuales. El no
dice que procure ver películas o leer libros que le estimulen erróne–
amente el apetito sexual.
No, Dios le
DICE
que
se retire de estas cosas lo más lejos
posible.
Elle manda correr -
HUIR -
de la tentación que lleva al
pecado sexual.
La sexualidad
NO
es un "juguete" con el que se puede jugar y
experimentar. Debe considerarse como una
bendición
de Dios en la
sagrada
y
santa
unión del matrimonio que el Creador mismo ha
ordenado. Siempre debe pensarse en ello con reverencia, como que
es una expresión de
AMOR
sin egoismo en la unión cristiana que
tipifica la imperecedera
FIDELIDAD
de Cristo y su Iglesia.
Los casados o próximos a casarse, deben considerar el matri–
monio como una expresión de
amor
en el sentido de
DAR -
no ir
buscando egoístamente el recibir y adquirir. Deben anhelar un
hogar y una
familia
como el campo de
entrenamiento
para formar
el
CARÁCTER
que mejor los capacitará para la vida eterna en el
reino de Dios. Una vez entendido esto, ellos deben luchar contra
todo obstáculo que tienda a hacerles desistir de su
fidelidad,
de su
celo por crecer en
paciencia,
en
entendimiento,
en
bondad,
y
dominio propio,
en
sabiduría,
en
AMOR.
La intención de Dios es dar al hombre la
bendición
de poder
DEPENDER
en un cónyuge fiel. Pero esa bendición no la tiene la
mayoría de los
matrimonios
de nuestra "científica" sociedad
moderna. Y los
temores,
dudas, desconfianzas e inquietudes que