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Las CLAVES para la comprensión
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pequeña" de Jesús, se compone, según la Biblia, de aquéllos que
"guardan los mandamientos de Dios, y tienen el testimonio de
Jesucristo (Apocalipsis 12: 17). Y Dios describe el
carácter
de sus
santos así: "aquí está la paciencia de los santos; aquí están los que
guardan los mandamientos de Dios, y la fe de Jesús" (Apocalip–
sis 14:12).
Si usted ha de ser contado entre los verdaderos santos de Dios
que escaparán de las siete últimas plagas, es menester que tenga
esa fe
VIVIENTE -
esa fe
OBEDIENTE
en Dios Todopoderoso por
medio de Jesucristo viviendo la vida de El en usted. Usted tendrá
que entender y guardar la ley espiritual de Dios, conforme ésta se
revela en los Diez Mandamientos.
Así pues, para ayudar a todos nuestros lectores a llegar al
verdadero
CONOCIMIENTO
de los mandatos del Todopoderoso, el
Creador de todo lo que existe, publicamos en este libro una serie de
explicaciones y comentarios sobre cada uno de los Diez Manda–
mientos. Usted debe
ESTUDIAR
concienzudamente este libro; leer
cada escritura que se cite, y pedir a Dios que le dé amor y fortaleza
para
VIVIR
según su santa
LEY
espiritual.
El Omnipotente Dios de Israel
Para entender propiamente y sentir la verdadera importancia
de los Diez Mandamientos, examinemos las circunstancias en que
fueron dados. Recuerde que Moisés y los israelitas habían preser–
vado el conocimiento de que su Dios era el Creador de los cielos y
la Tierra; que era el gran
GoBERNADOR
de la Tierra que había
ocasionado el diluvio en los días de Noé, uno de sus antepasados.
Después del diluvio, el Dios de ellos había llamado a sus
padres, Abraham, Isaac y Jacob a servirle, y por medio de éstos
había hecho promesas de bendiciones nacionales a Israel como
nación - y también de bendiciones espirituales que habrían de
venir a través de su simiente futura, el Cristo. El era el Dios que
había guiado a José camino de Egipto, a fin de preparar los medios
para que Israel pudiera sobrevivir durante los siete años de hambre
que hubo en toda la tierra.
Después de la muerte de José, los israelitas se encontraron
bajo un Faraón que no había conocido a éste y cuyo corazón era
antagonista a ellos. Sufrieron indecibles crueldades de parte de los
capataces egipcios que fueron puestos sobre ellos, tras de reducir–
los a la esclavitud (Exodo 1).