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¿Dónde está la verdadera Iglesia?
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Cuando Satanás fracasó en su intento de impedir la
fundación y el comienzo glorioso de la Iglesia, ¿qué resolvió
hacer? Engañó a algunos hombres para que trataran de
destruir a la Iglesia desde adentro. Hizo que algunos en la
Iglesia acogieran un evangelio falso.
En Gálatas 1:6-7 leemos que las iglesias en Galacia
habían aceptado "un evangelio diferente". Habían creído a
quienes predicaron "a otro Jesús" (11 Corintios
11:4).
Estos
falsos ministros que se hacían pasar por ministros de Cristo, lo
eran en realidad de Satanás (versículos 13-15).
Valiéndose, pues, de falsos hermanos dentro de la Iglesia,
Satanás logró engañar a la mayoría para convertir a esta
mayoría en una iglesia falsa.
Durante los primeros meses de la verdadera Iglesia de
Dios, los opositores en Judea eran judíos. La mayoría de los
judíos se negaron a creer que Jesucristo fuera el Mesías
prometido, Dios en la carne. Pero los 12 apóstoles habían sido
testigos presenciales de que Jesús era el Mesías. Lo habían
acompañado tres años y medio antes de la crucifixión y
40
días
después de su resurrección. Muchos creyeron y fueron
introducidos en la Iglesia por el Espíritu de Dios (aunque sólo
eran una minoría de los judíos). En los primeros años, la
Iglesia se componía en su mayor parte de judíos.
Luego Dios envió a Pedro a la casa de Cornelio, un
hombre gentil, para ofrecer la salvación a los gentiles (Hechos
10-11).
Dios designó al apóstol Pablo para que encabezara una
gran labor de ministerio entre los gentiles. Entonces algunos
judíos conversos trataron de imponer a los gentiles conversos
la circuncisión y los ritos de la ley mosaica. Querían "más ley".
Pablo y los apóstoles se opusieron y aclararon el asunto con la
ayuda del Espíritu Santo (Hechos 15). Luego algunos falsos
miembros de entre los gentiles plantearon el asunto de la
abolición de la ley. Afirmaron que la ley de Dios había
quedado eliminada, que Cristo la había clavado en la cruz.
Enseñaron acerca de un falso Jesús que supuestamente había
abrogado los mandamientos de su Padre.
Así, antes del año 50 de nuestra era (la Iglesia se había
fundado en el año 31 n.c.), surgió una controversia acalorada
acerca de cuál evangelio se debía proclamar: el evangelio
DE
Cristo o un evangelio
ACERCA
de Cristo.