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La llave maestra de la profecía
piedra sobre las cuales el Eterno había grabado los diez
mandamientos. Al ver el ídolo de oro y al pueblo que lo
adoraba regocijándose y bailando, perdió la serenidad y con
gran ira lanzó las tablas de piedra y las rompió.
Al igual que ciertas entidades religiosas que hoy se
llaman "cristianas", éstos argumentaron que el becerro
simplemente
representaba
a Dios, que era una imagen de lo
que ellos creían era la apariencia de Dios.
Una vez fabricado el becerro, Aarón proclamó fiesta
"para el Eterno" (Éxodo 32:5), durante la cual adoraron al
fDOLO.
Pero esta es precisamente la manera como
LOS PAGANOS
SIEMPRE HAN ADORADO A SUS fDOLOS.
Dios se encendió en
IRA
por esta práctica (Éxodo 32:7-10). ¡Él
NO ACEPTA
tal culto! Ver
también Deuteronomio 12:30-31.
Retenida 40 años
El segundo año después de salir de Egipto, los israelitas
pasaron a un nuevo campamento en el desierto de Parán
(Números 10:11-12). Allí Dios le ordenó a Moisés que enviara
12 hombres, un dirigente de cada tribu, para hacer el
reconocimiento de la tierra prometida y regresar con un
informe sobre el terreno y sus habitantes (Números 13:1-2). El
reconocimiento duró 40 días, y a su regreso todos los hombres
menos dos (Josué y Caleb) dieron un informe exagerado y
negativo de lo que habían visto. Cuando Josué y Caleb dijeron
la verdad, el pueblo quiso apedrearlos. Los israelitas acogieron
el informe negativo, se quejaron de Dios, se rebelaron y
desobedecieron.
¿Alguna vez se ha preguntado el lector por qué estos
israelitas duraron
40 años
en el desierto árido, estéril y
desolado antes de llegar a la tierra prometida? ¿Acaso se
necesitaban 40 años para llegar hasta allí? Los espías fueron,
la recorrieron de un extremo a otro y regresaron en un total de
40
días.
Pero el pueblo rezongó, dudó de Dios, desobedeció y
se negó a seguir adelante
y
POSEER LA TIERRA.
En lugar de
decidirse a marchar adelante y
TOMAR POSESIÓN
de este gran
premio que Dios quería darles,
lo despreciaron,
carecieron de
fe y rehusaron entrar.
Esta tierra prometida es símbolo del glorioso reino de
Dios que el Salvador Jesucristo nos ofrece. Pero nosotros,