Página 29 - Spanish

Versión de HTML Básico

La grandeza nacional prometida a Israel
19
"simiente" que es Cristo, y creen que lo que se prometió fue
que el ser humano iría al cielo al morir.
Este es un punto clave, el punto donde el cristianismo
tradicional se desvía de la verdad. Aquí se aparta de lo que le
daría la llave maestra faltante, la clave para descifrar las
profecías. No se da cuenta de que Dios le dio a Abraham dos
tipos de promesas: unas concernientes a la
PROGENIE
física y
otras a la
GRACIA
espiritual.
Debe quedar muy en claro que la promesa de la "nación
grande" se refiere a la progenie carnal. No es la misma
promesa de la "simiente" a la cual se refiere Gálatas 3:16; esta
última es la promesa de la venida de Jesucristo, hijo de
Abraham e hijo de Dios. La promesa de la "nación grande"
tiene que ver con la descendencia natural, carnal, plural, y
esto se confirma más tarde cuando Dios la repite con mayor
detalle. Leámosla cuidadosamente y entendamos estas
promesas: "Y siendo Abram de edad de noventa y nueve años,
se le apareció el Eterno y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso;
anda delante de mí y sé perfecto. Y pondré mi pacto entre mí
y ti, y
te multiplicaré en gran manera
...
y serás padre de
muchedumbre de gentes. Y no se llamará más tu nombre
Abram, sino que será tu nombre Abraham, porque te he
puesto por padre de muchedumbre de gentes ... y haré
NACIONES
de ti, y reyes saldrán de ti" (Génesis 17:1-6).
Nótese que la promesa aquí es condicional: depende de
que Abraham lleve una vida de obediencia. La "nación
grande" se convierte ahora en "muchedumbre de gentes", en
"naciones" (plural, más de una). Esto no puede referirse a una
sola "simiente", Cristo, como lo demuestra el versículo 6.
"Y te multiplicaré en gran manera, y haré
naciones
de ti,
y
reyes
saldrán de ti". Estas naciones y reyes
saldrán
de
Abraham; esto es una generación física que se trata de
muchedumbre de gentes, no de un solo descendiente a través
del cual individuos dispersos pueden convertirse en hijos de
Abraham al ser engendrados espiritualmente (Gálatas 3:29).
Los cristianos dispersos, individuales, no forman
NACIONES.
Cierto es que la Iglesia se llama un "real sacerdocio, nación
santa" (1 Pedro 2:9), pero la Iglesia de Cristo no está dividida
en naciones. Aquí se está hablando no de la gracia sino de la
promesa nacional.