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La distinción entre la primogenitura
y
el cetro
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que sus caminos no son los nuestros. Una vez que dejamos
algo en manos del Todopoderoso, tengamos no sólo confianza
sino también respeto por Él, y dejemos el asunto para que Él
lo resuelva como bien le parezca.
Si Jacob hubiese confiado en el Eterno en vez de tomar
las riendas él mismo, habría recibido la primogenitura en
forma más digna. Tal como ocurrió, Jacob, cuyo nombre
significa "Suplantador", se vio en muchas dificultades- más
que sus predecesores - para conseguir la bendición de Dios
sobre la anhelada posesión.
Tuvo que soportar años de pruebas y dificultades, tuvo que
luchar toda la noche con un ángel (Génesis
32:24-29),
y tuvo que
confesar que efectivamente era un "suplantador", hasta que por
fin Dios le dio su bendición, le quitó su nombre reprensivo y le
dio otro nuevo, sin mancha: IsRAEL, que significa "el que
prevalece" o "el que se sobrepone con Dios".
Hemos visto cómo las promesas fueron pasando de un
individuo a otro: de Abraham a Isaac y de Isaac a Jacob. No
hubo ramificaciones hasta tiempos de Jacob, sino que durante
tres generaciones el beneficiario de la primogenitura era un
solo hombre. Pero Jacob tuvo
12
hijos, y ellos dieron origen a
"una nación y conjunto de naciones" (Génesis
35:11).
Rubén pierde la primogenitura
El siguiente heredero legal de la primogenitura era Rubén,
hijo mayor de Israel y su esposa Lea. Pero Rubén la perdió, al
igual que Esaú, y la recibió José, decimoprimer hijo de Jacob
pero primogénito de Raquel, la segunda esposa a quien él
verdaderamente amaba.
La primogenitura pertenecía legalmente a Rubén, no a
José. La Biblia nos narra en
1
Crónicas
5:1-2
cómo llegó a
manos de José: "Los hijos de Rubén primogénito de Israel
(porque él era el primogénito, ma8 como violó el lecho de su
padre, sus derechos de primogenitura fueron dados a los hijos
de José, hijo de Israel, y no fue contado por primogénito; bien
que
Judd
llegó a ser el mayor sobre sus hermanos, y
el
príncipe de ellos;
MAS EL DERECHO DE PRIMOGENITURA FUE DE
JosÉ)".
En este punto, pues, las dos fases de las promesas
abrahámicas se separan: por un lado la primogenitura, o sea