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La llave maestra de la profecía
edificaré
tu trono por todas las generaciones"
(Salmos
89:3-4). ¡Notémoslo! Aquel trono, establecido para siempre,
habría de afirmarse por
todas las generaciones
de manera
continua y perpetua, jPARA SIEMPRE! "Todas las generaciones"
ciertamente incluye no sólo las generaciones desde David
hasta Sedequías que están consignadas en la Biblia, sino
también
las
siguientes hasta el nacimiento de Cristo. ¿Quién
ocupó el trono durante esas generaciones? Si dejó de existir
con Sedequías, entonces ya no existe hoy, y ¿cómo se sentará
Cristo sobre un trono inexistente?
Cristo no está sentado ahora en ese trono, sino en el trono
de Dios Todopoderoso en el cielo (Apocalipsis 3:21).
Entonces, ¿qué sucede con nuestra
generación actual?
¿Dónde hay un descendiente de David sentado en línea de
sucesión ininterrumpida sobre el trono de David y reinando
sobre
hijos de Israel?
¿Es de extrañarse que algunas personas hayan perdido su
fe en la Biblia al ver estas promesas incondicionales, pero sin
reconocer su cumplimiento. Sin embargo, si tenemos
paciencia, ¡nosotros lo veremos!
El Salmo 89, versículo 28, continúa: "Para siempre le
conservaré mi misericordia, y mi pacto con él será estable.
Estableceré su descendencia para siempre, y su trono
como los
días de los cielos".
Consideremos por un momento el significado de la
palabra "descendencia". Esta descendencia no es toda la
población de los hijos de Israel sino los descendientes o hijos
de David, los cuales habrían de ser
reyes.
David pertenecía a
la tribu de Judá, que poseía el cetro, no la primogenitura. Su
"descendencia" sería una línea
real,
de modo que literalmente
significa su
dinastía
o linaje reinante.
Mientras su trono permanece por todas las generaciones,
como los días del cielo, consideremos el siguiente versículo:
"Si dejan sus hijos mi ley, y no andan en mis juicios, si
profanan mis estatutos, y no guardan mis mandamientos,
entonces castigaré con vara sus transgresiones, y con azotes
sus iniquidades. Mas no retiraré de él mi misericordia, ni
desmentiré mi verdad.
No olvidaré mi pacto,
ni mudaré lo que
ha salido de mis labios. Una vez por todas he jurado por mi
santidad, y no mentiré a David. Su descendencia [dinastía]