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La llave maestra de la profecía
gloriosa de Cristo: "He aquí que vienen días, dice el Eterno,
en que yo cumpliré la buena palabra que he hablado acerca
de la casa de Israel y de la casa de Judá" (Jeremías 33:14).
Nótese que esta
promesa
de la dinastía continua de David
es una promesa no sólo a la casa de Judá sino también a
la
casa de Israel.
Desde que se dividieron las dos naciones, el
trono o cetro quedó en Judá; pero la promesa se cumplirá
cuando Cristo regrese, ¡y es para Israel tanto como para
Judá!
Continúa: "En aquellos días y en aquel tiempo haré
brotar a David un Renuevo de justicia [el Mesías], y ejecutará
justicia y equidad en la tierra" (versículo 15). Aquí habla del
reinado de Cristo como Rey de reyes. Jesús, descendiente de
David por su nacimiento humano (Romanos 1:3), era el
Renuevo
de justicia o rama de David.
"En aquellos días Judá será salvo, y Jerusalén habitará
segura ... Porque así dice el Eterno: No faltará a David varón
que se siente sobre el trono de la casa de Israel" (versículos
16-17). ¡Nótese! No dice que no le faltaría quien se sentara
sobre el trono
después
de 2500 años. Dice que JAMÁS, en
ningún momento, le faltaría a David un descendiente que se
sentara sobre su trono.
¿Sobre
quiénes
reinaría?
El trono no estaría sobre los judíos
¡No estaría sobre Judá! La Biblia misma lo dice. Durante estos
2500 años no le faltaría a David quien se sentara sobre su
trono, pero reinando en
la casa de Israel,
no de Judá.
Dios le reveló esta profecía a Jeremías en el momento en
que el trono se estaba desarraigando de Judá. Durante los
2500 años hasta la segunda venida de Jesucristo, ¡habría de ser
el trono de la casa de IsRAEL!
Está claro que después del retorno de Jesucristo, Israel
ofrecerá nuevamente sacrificios y ofrendas encendidas. La
profecía de Ezequiel, desde el capítulo 40 hasta el final del
libro, habla de este período y menciona tales sacrificios. Mas
para entonces, la tribu de Leví no habrá sido destruida, pues
vivirán aún los descendientes de aquella tribu sacerdotal. En
Jeremías 33:18 leemos: "Ni a los sacerdotes y levitas faltará
varón que delante de mí ofrezca holocausto y encienda