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Todos hablarán el mismo idioma
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triquiñuelas, mentiras, trampas ni operaciones clandestinas
furtivas y procaces que caracterizan los negocios de este
mundo.
La corrupción cunde por doquier a causa de la codicia del
dinero. Por eso Dios dice: "Los que quieren enriquecerse caen
en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas,
que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque
raíz de todos los males es el amor al dinero ..." (1 Timoteo
6:9-10).
No obstante, cuando Dios convierta a la humanidad
rebelde con el despliegue de su inmenso poder, cuando haga
cumplir su promesa: "Ante mí se doblará toda rodilla, y toda
lengua confesará a Dios" (Romanos 14:11), cuando le enseñe
humildad al espíritu vano y orgulloso del hombre, éste
cambiará y estará deseoso de dar.
Hasta que Dios quebrante el espíritu altivo del hombre
(lsaías 2:10-12, 17) la humanidad no estará dispuesta a
aceptar patrones que rijan la economía basados en el principio
del dar, en la generosidad y en la honradez.
Se necesitaría un voluminoso libro para empezar a
describir las condiciones maravillosas que podrían imperar en
la tierra y que finalmente imperarán cuando el corazón
humano se haya humillado y convertido y cuando haya
recibido la naturaleza misma de Dios
(11
Pedro 1:4).
No habrá nunca más quien construya, con dinero
prestado, edificios que no necesita para arrendarlos luego a
inquilinos que le ayuden a pagar por él. No habrá intereses.
Dios dice que es pecado prestar dinero a usura.
Cada 50 años todas las deudas, públicas y privadas, serán
totalmente canceladas.
Puesto que el gobierno estará en las manos de la familia
espiritual de Dios y será parcialmente administrado por
dirigentes humanos directamente bajo las órdenes de esa gran
familia, la economía del mundo será sanada. No habrá una
gran burocracia que vigile a otra gran burocracia, la cual, a su
vez, sospecha de otras. No habrá instituciones militares ni
agencias de "inteligencia" o de espionaje. No habrá Interpol,
grandes monopolios, sindicatos ni grandes gastos guberna–
mentales.
Imagínese. No habrá más necesidad de "ayuda" extranje-