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El maravilloso mundo de mañana
La única esperanza de justicia, de paz, de verdad y de
soluciones acertadas para todos los problemas del mundo es el
retorno de Cristo investido de poder y gloria para establecer
un gobierno mundial, un gobierno perfecto, ¡el gobierno de
Dios!
En este y muchos otros pasajes la Palabra de Dios nos
dice cuán incapaz es el hombre de gobernarse a sí mismo y a
sus semejantes. Seis mil años de experiencia humana han
arrastrado a la humanidad hasta el borde del cosmicidio. Los
científicos y estadistas más destacados del mundo dicen que
ahora la única esperanza es un gobierno mundial. Yo asistí a la
Conferencia de San Francisco en 1945, cuando los dirigentes
mundiales se reunieron para tratar de formar un organismo
mundial de naciones. Lo llamaron "Las Naciones Unidas".
Allí escuché a jefes de estado proclamando la advertencia de
que aquella era la última oportunidad para el mundo.
Pero ese organismo ha fracasado. ¡La Organización de las
Naciones Unidas no tiene poder sobre las naciones! No tiene
poder para resolver conflictos, para detener ni evitar guerras.
Las Naciones Unidas no están unidas sino que se han
convertido en una caja de resonancia para la propaganda
ideológica. ¡El hombre ha perdido su última oportunidad!
Ahora Dios tiene que intervenir. De otra manera,
¡pereceremos! Winston Churchill dijo ante el congreso de los
Estados Unidos: "Aquí en la Tierra se está desarrollando un
gran propósito". El Dios Omnipotente creó la familia humana
y la colocó sobre este planeta con un gran propósito, y tiene un
plan maestro perfecto para llevar a cabo su designio.
Dicho plan comprende una duración de 7000 años y está
representado en el patrón que establecen los siete días de la
creación. Los primeros seis fueron días de creación física, mas
en el séptimo día de esa primera semana comenzó la creación
espiritual, la cual aún se está llevando a cabo. En ese día Dios
creó su sábado y lo apartó como día santo para uso espiritual.
En ese día Dios instruyó al primer hombre y a la primera
mujer en su verdad espiritual; les predicó el evangelio al
explicarles y ofrecerles gratuitamente su maravilloso don de la
vida eterna, simbolizado por el "árbol de la vida" en el huerto
del Edén. También les explicó que la paga del pecado (la
rebelión contra su gobierno) es la muerte.