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El nuevo gobierno mundial
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Para con Dios un día es como mil años y mil años como un
día (11 Pedro 3:8). Así, Dios le concedió al hombre los primeros
6000 años para que siguiera sus propios caminos (bajo el
engaño y la influencia de Satanás), para que comprobara por
6000 años de innumerables males que únicamente el camino
de Dios puede producir las bendiciones que se desean. Esos
6000 años los podemos llamar "el día del hombre".
En otras palabras, durante los primeros 6000 años se le
ha permitido a Satanás desempeñar su obra de engaño en todo
el mundo. Después vendrá un período de mil años (un "día"
de mil años) durante el cual Satanás no podrá llevar a cabo su
engaño. Expresado de otra forma, Dios designó seis días de
mil años cada uno durante los cuales le permitiría al hombre
entregarse a la labor espiritual del pecado. No obstante, luego
vendrá un milenio de descanso espiritual bajo el gobierno de
Dios.
Planeado desde el principio
Ahora viene la revelación de una verdad asombrosa.
Examinemos detalladamente lo que ha sido revelado acerca
de la maravillosa concepción, preparación y organización del
gobierno perfecto de Dios.
No habrá políticos incompetentes que movidos por la
ambición y el egoísmo quieran acaparar el poder valiéndose
del engaño de los métodos políticos de este mundo. Hoy en día
se pide el voto del ciudadano en favor de individuos casi
desconocidos, hombres cuya carencia de aptitudes está
hábilmente disfrazada. En el ya inminente gobierno de Dios
todo funcionario que desempeñe cargos de autoridad habrá
sido probado y examinado, habrá tenido experiencia y se
habrá hecho apto según las normas de Dios.
El tiene planes a largo plazo, los cuales abarcan mucho
más que el gobierno de este planeta. De hecho, Dios le dijo a
Adán: "Vé y planea tus propios gobiernos humanos según tu
imaginación; crea tus propios dioses y religiones; desarrolla tu
propio conocimiento, tu estructura educativa
y
tus sistemas
sociales". En pocas palabras, dijo: "Organiza tu propia
civilización humana".
Al sentenciar al hombre a que estuviera apartado de El
durante 6000 años, Dios se reservó la prerrogativa de llamar a