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El maravilloso mundo de mañana
Para esta conferencia se reunieron, además de los
apóstoles de la sede, Pablo y los demás ancianos. No obstante,
había desacuerdo y mucha deliberación. Entonces Pedro, el
apóstol principal, se levantó y declaró la decisión inspirada
por Dios. La Iglesia recibía las enseñanzas por medio de los
apóstoles. Pero en el reino de Dios, Jesucristo estará allí en
persona para presidir a su iglesia en la sede. El pastor de la
iglesia en Jerusalén era Santiago. Era entonces cuestión de
protocolo declarar como oficial la decisión de Pedro. Santiago
la aprobó y escribió el documento oficial autorizado. Este
capítulo revela la estructura del gobierno de la Iglesia.
Jesucristo en persona reinará desde Jerusalén. Radicados
allí con Cristo, según las indicaciones, inmediatamente bajo la
supervisión de Elías, estarán los seres inmortales que Cristo
haya escogido para formar la congregación de la sede central.
Apocalipsis 3:12 indica que los de la era actual de la Iglesia, la
era de "Filadelfia", serán columnas en esa congregación.
Después, en esta importantísima organización de la sede,
estará Juan el Bautista, ya resucitado, quien trabajará con
Elías. Juan vino "en el espíritu y el poder de Elías" (Lucas
1:17). Jesucristo dijo de él: "De cierto os digo: Entre los que
nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el
Bautista ..." (Mateo 11:11). El era aquel Elías que había de
venir (Mateo 11:14 y 17:10-13).
Según las palabras de Jesús, ninguno de los que habían
vivido era más grande que Juan el Bautista. Sin embargo, el
menor de los resucitados en el reino de Dios será mayor que él
(Mateo 11:11). Es obvio que Juan el Bautista ocupará una
elevada posición. Es lógico pensar que será colocado con Elías
o inmediatamente bajo él.
La sede de la Iglesia en Jerusalén, capital del mundo en el
gobierno de Jesucristo, tendrá a su cargo, sin duda, la
administración del nuevo sistema educativo mundial.
Según las indicaciones, la enseñanza de la verdad
espiritual (el verdadero evangelio) para la conversión espiri–
tual del mundo entero, será dirigido por Elías bajo la
supervisión directa de Jesucristo desde la sede de la Iglesia.
El objetivo principal del retorno de Jesucristo a la Tierra
será lograr el desarrollo del carácter de Dios en la humanidad
y la salvación del mundo. La mayoría de la gente religiosa, los