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¿Por qué la humanidad no puede solucionar sus males?
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educativo totalmente distinto; una vida comercial muy
diferente también. No habría industria del tabaco. No se
necesitarían médicos, enfermeras ni hospitales para tratar las
innumerables enfermedades que hoy nos aquejan. No habría
fuerzas de policía, cárceles ni prisiones. Millones de seres
estarían libres para dedicarse a ocupaciones más productivas
y positivas. jlMAGÍNELO! Usted lector, y yo, ¡estaríamos
viviendo en un mundo ABSOLUTAMENTE DIFERENTE! No
veríamos descontento, miseria ni vidas sumidas en la
frustración. Reinaría la paz entre naciones, grupos, familias e
individuos. Todo sería abundancia,
y
la vida de cada uno sería
feliz, rebosante de interés y dispuesta para disfrutar de una
maravillosa eternidad.
¿Suena imposible? ¿Por qué? La situación actual
obedece a una CAUSA y de la misma manera habría una CAUSA
para aquel estado más feliz.
Esta comprensión de las CAUSAS básicas se le ha escapado
al hombre en su afán por producir conocimientos. La ciencia
moderna no la ha captado, ni la educación la ha reconocido.
Las religiones han permanecido en la ignorancia respecto de
este misterio más antiguo que la misma historia. Sin embargo,
jse halla fielmente trascrito y conservado para los que deseen
ENTENDER!
Veamos pues, en detalle, qué fue lo que sucedió, qué
produjo los actuales efectos en nuestra vida y qué nos depara
el futuro inmediato. El hecho que cambió el rumbo de
su
vida,
lector, comenzó con el fruto prohibido. ¡Es hora de que lo
ENTIENDA!
La fuente de vida
Dios es la fuente de toda vida, pero Él todavía no ha dado VIDA
a la humanidad. Todo comenzó con DIOs; sin embargo,
¡ninguna de las religiones de la tierra, ni siquiera el
cristianismo tradicional, sabe
quién
y
qué
es Dios! Más aún,
no saben
qué
es el hombre ni
por qué
existe. No obstante, el
Diseñador y Hacedor de este tan intrincado mecanismo que
llamamos HOMBRE, se revela en el manual de instrucciones que
Él mismo nos dio.
Cronológicamente, la primera revelación de
quién
y
qué
es Dios aparece en Juan 1:1-4: "En el principio era el Verbo".