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¿Qué es FE?
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No es Dios quien nos castiga cuando hacemos lo malo, sino
meramente nuestros propios actos que rebotan a manera
de bumerang.
Pero aquellos tres jóvenes judíos estaban persuadidos
de la verdad; entendían que hemos de obedecer a Dios
antes que a los hombres, lo cual Dios hace posible
mediante la fe. Cuando ellos firmemente rehusaron incli–
narse ante la imagen, Nabucodonosor se llenó de ira y
mandó traerlos ante su presencia (versículo 13).
Advierta la serena respuesta que dieron aquellos jóve–
nes; una respuesta confiada, sin sombra de miedo: "He
aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del
horno de fuego ardiendo" (versículo 17).
Algunas veces Dios
prueba
nuestra fe, como probó la
de Sadrac, Mesac y Abed-nego. Usted podría pensar que
Dios les abandonó, pero en realidad El sólo permitió que la
fe de ellos fuese probada.
"Entonces Nabucodonosor se llenó de ira, y se
demudó el aspecto de su rostro ... y ordenó que el horno se
calentase siete veces más de lo acostumbrado. Entonces
estos varones fueron atados con sus mantos, sus calzas, sus
turbantes y sus vestidos". ¿Los libraría
ahora
el Dios en
quien habían confiado? No- ¡no había ninguna evidencia
física de que Dios hubiese siquiera oído! "¡y fueron echados
dentro del horno de fuego ardiendo!" (versículos 19-21).
El horno era tan ardiente que "la llama del fuego
mató a aquellos que habían alzado a Sadrac, Mesac y
Abed-nego. Y estos tres varones ... cayeron atados dentro
del horno de fuego ardiendo" (versículos 22-23).
Como vemos, Dios permitió que en efecto fuesen arro–
jados al fuego. ¿Se olvidó Dios de quienes tan confiada–
mente esperaron en que El haría posible la obediencia a
sus mandamientos? ¡No el Dios Omnipotente!
El rey miró el horno y dijo a los de su consejo: "He
aquí yo veo cuatro varones sueltos que se pasean en medio
del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es
semejante a hijo de los dioses" (versículo 25). "Entonces
Nabucodonosor se acercó a la puerta del horno de fuego
ardiendo, y dijo: Sadrac, Mesac y Abed-nego, siervos del Dios
Altísimo, salid y venid ... Entonces salieron de en medio del