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La marca de la bestia ¡ya está aquí!
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ces ¡uno podría deducir que debería buscar por todos los
medios recibir esta marca!
Pero hay cierto pasaje de la Escritura que rara vez se
incluye en los sermones:
"Vi en el cielo otra señal, grande y admirable: siete
ángeles que tenían las siete plagas postreras; porque en ellas
se consumaba la ira de Dios ... y del templo salieron los siete
ángeles que tenían las siete plagas ... Oí una gran voz que
decía desde el templo a los siete ángeles: Id y derramad sobre
la tierra las siete copas de la ira de Dios. Fue el primero, y
derramó su copa sobre la tierra, y vino una úlcera maligna y
pestilente sobre los hombres que tenían la marca de la bestia,
y que adoraban su imagen" (Apocalipsis 15:1, 6; 16:1-2).
Los que tienen la marca de la bestia, recibirán las siete
últimas plagas de Dios, ¡y aquellas plagas serán indescripti–
blemente horrorosas!
¿Cómo saber lo que
es?
Hay muchas otras referencias a este tema en la Biblia.
En lugar de examinar únicamente un pasaje y desviarnos
luego de lo que Dios mismo ha revelado acerca de este
misterio y de usar la imaginación humana y la fantasía de las
múltiples y ridículas conclusiones que le han lanzado a un
público engañado hombres desprovistos de entendimiento,
veamos lo que Dios dice que es esta marca en realidad.
Sin dar lugar a equivocaciones, Dios nos dice claramente
lo que es. Está revelado y explicado en forma clara e inequí–
voca en la Biblia. No obstante, para encontrar las respuestas
de Dios debemos tener ante nosotros todas las escrituras que
se refieren a este tema.
Primero, nótese lo siguiente en el texto universalmente
citado (Apocalipsis 13:16-17): La marca tendrá amplia acep–
tación popular. La mayoría de la gente estará a favor de ella
y la buscará. Será algo acostumbrado y considerado correcto.
Todo el mundo quiere poder "comprar y vender". Esta
expresión significa el
poder
comprar. No se trata de que las
tiendas o aquellos que venden las cosas necesarias para la
vida diaria se nieguen a aceptar el dinero de la persona que
no tiene la marca de la bestia. Se refiere más bien al hecho
de que alguien que se niegue a tener la marca no podrá