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¿Qué significa salvación?
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la justicia de Cristo de hace diecinueve siglos por medio de
una especie de "auto-engaño" mediante el cual usted apa–
rece ante El como justo, mientras que por otra parte se le
da licencia para seguir siendo un criminal espiritual que
continúa quebrantando su ley. Pero no se engañe. Dios no
le atribuye a usted lo que usted no tiene.
Al contrario, el Cristo viviente nos hace justos por
medio de su poder. El nos imparte poder para que de hecho
lleguemos a ser justos. Y eso es obra de Cristo, no nuestra.
¿Por qué no al cielo
ahora?~
Una vez más volvamos a usted.
En primer lugar, hay dos cosas que usted tiene que
hacer. En aquel día de Pentecostés después de que Cristo
hubo ascendido al cielo, muchos de los que se habían
sumado a la turba clamando a voz en cuello ¡crucifícale"!,
durante el juicio ante Pilato, se conmovieron profunda–
mente y fue grande su temor cuando escucharon el inspi–
rado sermón de Pedro. Entonces clamaron: "¿Qué
haremos?" Ellos también, se sentían desamparados e
imposibilitados.
"Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el
nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibi–
réis el don del Espiritu Santo", fue la inspirada respuesta
(Hch. 2:38).
Tome nota de ello. Usted tiene que hacer dos cosas:
1) Arrepentirse- volverse de su camino, y tornarse al
camino de Dios - ¡a su ley! Usted se arrepiente de sus
pecados. El pecado es la transgresión de la ley espiritual.
2) Bautizarse. El eunuco etíope, al acercarse al lago,
preguntó a Felipe: "¿Qué impide que yo sea bautizado?"
"Si crees de todo corazón, bien puedes", fue la condición
que le impuso Felipe (Hch. 8:36-37). El arrepentimiento es
hacia Dios, porque la ley viene de Dios, pero la fe es hacia
Jesucristo (Hch. 20:21). Se nos manda expresar nuestra fe
en el sacrificio expiatorio de Cristo mediante el bautismo.
(Solicite nuestro folleto gratuito titulado:
Todo acerca del
bautismo.)
Esto es, entonces, lo que hace posible nuestro con–
tacto con Dios. Esto es lo único que usted, de sí mismo,
puede hacer. Ha alcanzado el limite de sus fuerzas. Pero
ahora Dios interviene.
3) Recibiréis el don del Espiritu Santo. Ese es el don