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Su Matrimonio Puede Ser Feliz
Ustedes esposas,
piensen
en lo que sus esposos están
haciendo
por ustedes
durante el día. Propónganse, por lo
tanto, hacerle su velada tan descansada, tan interesante y tan
cómoda como sea posible.
Muchos cónyuges viven
casualmente.
Dan traspiés de
rutina en rutina, nunca mirando hacia adelante con certeza,
nunca logrando algo deliberadamente, pues no tienen un plan
formado de antemano.
Su matrimonio es como un hermoso jardín. Requiere
mucho cuidado - requiere riego,
cultivo,
poda y extirpación
de prácticas y hábitos erróneos. Requiere trabajo diligente; no
es solamente un casual e irreflexivo sucedido circunstancial.
¿Por qué no apaga su televisor siquiera por una vez
y se esfuerza en hallar algo constructivo- algo útil que dis–
cutir, o algún juego? ¿Leer en voz alta, o tocar algo de
música o escucharla? ¿Qué hay del antiguo congelador para
los helados? ¿Por qué no enseñar a sus hijos cómo hacerlos?
Inclusive a los varoncitos les encantaría que usted, Mamá,
les enseñara algo de cocina - ¡y bien que deberían aprender!
Se sorprenderá usted de la quietud que reinará en casa
cuando el televisor quede apagado por solo una noche. Se
sorprenderá usted al comprobar cómo se fuerza la mente de
ellos, por ingeniarse en hacer algo.
Estudien la Biblia juntos
¿Qué tal leer algunos Proverbios en voz alta para que
todos oigan- pensando en ejemplos que puedan aplicarse y
desarrollarse en términos simples, para que sus hijos puedan
realmente comprenderlos?
¿Está claro el punto de vista? La felicidad no es el re–
sultado de un accidente. ¡Un matrimonio venturoso no es el
resultado de una unión fortuita! Más bien es el resultado
final de un esfuerzo diligente, cuidadosamente pensado y
planeado. ¡Requiere esfuerzo! El matrimonio es una profesión
y precisa de mucha pericia para convertirlo en un verdadero
éxito.