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Su portentoso futuro
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es parte del sistema solar, que a su vez forma parte de una
galaxia llamada la Vía Láctea. Más allá de la Vía Láctea hay
muchas otras galaxias que se extienden por distancias tan
vastas que la mente humana no puede concebirlas en términos
de kilómetros, millas ni otras unidades de distancia excepto
años luz.
La ciencia, pues, sabe poco acerca del universo ilimitado,
pero la revelación sí nos dice cosas realmente asombrosas.
El primer versículo en la Palabra de Dios dice: "En el
principio creó Dios los cielos y la tierra". El rey David de
Israel, cavilando acerca de las estrellas, nos dijo por inspira–
ción divina que Dios las había creado.
Creadas
...
¿para qué?
David escribió estas palabras: "¡Oh Eterno, Señor nues–
tro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra! Has puesto tu
gloria sobre los cielos ... Cuando veo tus cielos, obra de tus
dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿Qué es el
hombre, para que tengas de él memoria?" (Salmos 8:1, 3-4).
Probablemente a David no le fue revelada la relación que
hay entre el hombre y los astros, pues continúa diciendo: "Le
has hecho poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria
y de honra. Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos;
todo lo pusiste debajo de sus pies: ovejas y bueyes, todo ello, y
asimismo las bestias del campo, las aves de los cielos y los
peces del mar; todo cuanto pasa por los senderos del mar. ¡Oh
Eterno, Señor nuestro, cuán grande es tu nombre en toda la
tierra!" (Salmos 8:5-9).
Aquí David limita el dominio dado al hombre en la
actualidad: el dominio que Dios le otorgó al crearlo, o sea la
Tierra, su atmósfera y los mares (ver Génesis 1:26-28).
Estos son los dominios del hombre
ahora.
El Nuevo
Testamento, escrito siglos más tarde, revela mucho más.
El increíble potencial humano es revelado
En la Epístola de Pablo a los Hebreos leemos: "Porque
[Dios] no sujetó a los ángeles el mundo venidero, acerca del
cual estamos hablando" (Hebreos 2:5). El tema aquí es "el
mundo venidero".
Hay una sola Tierra, mas la Biblia habla de tres mundos,