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El misterio del hombre
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Sin embargo, la ciencia y la educación superior afirman
resueltamente que la facultad del intelecto en el hombre es
algo puramente ñsico.
Yo tuve que hallar PRUEBAS racionales de que Dios existe
y de que, efectivamente, es más REAL que la materia. Tuve
que DEMOSTRAR que la Santa Biblia es la Palabra autorizada
de Dios, mediante la cual Él se comunica con el hombre y le
revela verdades que de otra manera le serían inaccesibles. Y
hallé revelado un PROPÓSITO, un DESIGNIO, un SIGNIFICADO que
permanecen ocultos a quienes se creen muy instruidos. En–
contré revelada la explicación de los males crecientes en un
mundo cada día más adelantado.
¿Puede el hombre, como ser diseñado y creado, decir a
su Hacedor: "¿PoR QUÉ me hiciste así, y PARA QUÉ?" ¿Puede
dar instrucciones a su Hacedor? ¿Acaso no le corresponde
más
bien abrir su mente y escuchar cuando su Hacedor le
revela la razón de su existencia?
El Creador revela y enseña en un libro escrito en cifra,
que es la Santa Biblia. Su mensaje profundo se hace accesible
al entendimiento humano por la presencia del Espíritu Santo
que mora en la mente humana que ha aceptado la revelación
y acatado a Dios creyéndolo y obedeciéndolo. A éstos se les
aclara la VERDAD indescriptiblemente maravillosa.
Pero tomemos nota de lo siguiente. Reflexionemos sobre
esta pregunta: Si el hombre tuviera sólo un cerebro ñsico
como los animales, ¿cómo podría el gran Dios espiritual
inyectar sus verdades espirituales en el cerebro animal? La
respuesta es clara: No lo hace. Los animales no tienen con–
ciencia de Dios ni tienen conocimientos espirituales.
El espíritu humano en el hombre mortal hace posible un
contacto directo con el gran Dios espiritual. No hay ningún
canal de comunicación directo entre el cerebro de un animal
y la mente del Dios supremo.
Meditemos sobre esto. Los hombres solemos hablar de la
obra maravillosa que es el ser humano, con su cerebro y los
diversos componentes ñsicos de su cuerpo que funcionan
concertadamente. Pero sin el espíritu que imparte la facultad
intelectual al cerebro y abre un canal directo de comunicación
con la mente del gran Dios, el hombre no sería mejor que
las
bestias. Con el espíritu en el hombre, la creación del hombre