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El misterio da los siglos
a salir del mundo de Satanás. Más tarde, Abraham llegó a
considerarse como peregrino y extranjero en la tierra. No era
éste su mundo: "Conforme a
la
fe murieron todos éstos sin
haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y cre–
yéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y
peregrinos sobre
la
tierra. Porque los que esto dicen, clara–
mente
dan
a entender que buscaban una patria [una civiliza–
ción diferente]; pues si hubiesen estado pensando en aquella
de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver. Pero
anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no
se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les
ha
prepa–
rado una ciudad" (Hebreos 11:13-16). Buscaban otra patria,
una celestial: el reino de Dios que se extenderá por toda la
tierra.
Dios estableció a este individuo, cuyo nombre cambió
a Abrabam, como
progenitor
de la nación de Dios:
IsraeL
Dio a Abrabam y a sus descendientes
todas
las
promesas.
Y nosotros tenemos que ser como Abraham. Por medio de
Cristo, tenemos que convertimos en hijos suyos, para que
podamos heredar la promesa de vida eterna en el reino de
Dios.
De su propia nación carnal, Israel, el Eterno dijo: "Este
pueblo que he creado para mí; a
fin
de que publique mis
alabanzas" (lsaías 43:21). Esta profecía
ha
de cumplirse ...
¡pronto!
Promesas dueles e Abrehem
Pocos han captado la dualidad que caracteriza todo el
plan que Dios está cumpliendo aquí en la tierra.
Hubo el primer Adán, material y camal; luego Cristo,
el postrer Adán, espiritual y divino. El antiguo pacto, sola–
mente material y temporal; y el nuevo pacto, espiritual y
eterno. Dios
hizo
al hombre mortal y físico, del polvo de la
tierra y perteneciente al reino humano; pero mediante
Cristo puede ser engendrado por Dios para convertirse en
espiritual, inmortal y miembro del reino de Dios.
De igual manera,
las
promesas que Dios hizo a Abra–
ham
también tenían dos fases: una material y nacional, la
otra espiritual e individual.
La
promesa espiritual del Me–
sías y de la salvación a través de Él es bien conocida por
cualquier estudiante de la Biblia.
Se
sabe que Dios dio a
Abraham la promesa espiritual del Cristo que seria deseen-