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El misterio
de
Israel
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que son justificados sino los hacedores (Romanos 2:13). El
amor (pero no el amor humano) es el cumplimiento de la ley.
Se necesita "el amor de DIOs ... derramado en nuestros cora–
zones por el Espíritu Santo" (Romanos 5:5).
Dios reveló su ley a la nación de Israel. Uno de los
propósitos de esta nación era demostrar mediante la expe–
riencia humana que el hombre sin el Espíritu de Dios no
puede ser justo.
En este punto, repasemos brevemente la historia de la
nación israelita, así como de las naciones gentiles.
El pueblo de Israel recibió una declaración y una pro–
mesa de suma importancia, como consta en Levítico 26.
Nuevamente cito del libro
La Uave maestra de
la
profecía,
comenzando en la página 106:
La
profecía cardinal
En esta profecía fundamental, Dios reafirmó la pro–
mesa de la primogenitura para los que vivieron durante la
época
de
Moisés, pero con ciertas condiciones.
Las
tribus de
Efraín y Manasés,
unidas
a
las
demás, formaban una sola
nación, y la obediencia a
las
leyes de Dios habría traído
enormes bendiciones nacionales no sólo a esas dos sino
también, automáticamente, a
toda
la
NACIÓN
de la
cual
ellas
formaban parte.
Se mencionan dos de los 10 mandamientos. Estos eran
los principales
mandamientos
de
prueba:
prueba de obe–
diencia, de fe y de lealtad. Dios dijo: "No haréis para
vosotros ídolos, ni escultura ... para inclinaros a ella; por–
que yo soy el Eterno vuestro Dios. Guardad
MIS
sába–
dos ..." (Levítico 26:1-2).
Nótese que había un gran "pero", una
condición
para
recibir,
en ese momento,
esta estupenda primogenitura. Dios
dijo:
"Si
andáis en mis decretos y
guardáis
mis
mandamien–
tos, y los ponéis por obra, yo
daré
vuestra lluvia en su
tiempo, y la tierra rendirá sus productos ..." (versículos
3-4). Toda la riqueza viene de la tierra, y ellos tendrían
cosechas abundantes todo el año, una tras otra. Versículo 6:
"Y yo
daré
PAZ
en la tierra ... y no habrá quien os es–
pante ... y la espada no pasará por vuestro país". ¡Qué
grandiosas bendiciones! ¿Qué nación hay que goce de paz
continua, sin interrupción y sin temor a una invasión
mili–
tar?