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El misterio de los siglos
cristianos de la iglesia en Corinto (1 Corintios 3:1-3). Por eso
Pablo dijo que tenía que seguir alimentándolos con
leche
espiritual,
pues no podían recibir aún el alimento de adultos.
Ciertamente,
no
habían "nacido de nuevo".
Ahora bien, así como el espermatozoide tísico encuentra
el núcleo del óvulo y llega hasta él, también el Espíritu de
Dios entra y se combina con el espíritu y la mente humana.
Como se explicó antes, hay un
espíritu dentro del hombre.
Este espíritu humano se ha unido con el cerebro para formar
la
MENTE HUMANA.
El Espíritu de Dios se une con nuestro
espíritu y da testimonio de que ya somos hijos de Dios
(Romanos 8:16). El Espíritu de Dios, combinado con el espí–
ritu humano en nuestra
MENTE,
nos imparte la facultad de
comprender el
CONOCIMIENTO ESPIRITUAL
(1 Corintios 2:11)
que la mente carnal no puede captar.
Ahora tenemos la presencia de
VIDA ETERNA,
vida de
Dios, mediante el Espíritu divino. Igualmente, el embrión
humano era una vida humana pero aún sin desarrollar. Toda–
vía no somos seres espirituales inmortales, todavía no hemos
nacido de Dios, de
la
misma manera como el embrión hu–
mano no ha nacido de sus padres. No poseemos
la
herencia,
pero somos
herederos
(Romanos 8:17). Mas
SI
el Espíritu de
Dios mora en nosotros, Dios "vivificará" nuestro cuerpo en
la
resurrección dándonos inmortalidad
POR
su Espíritu que
"mora en nosotros" (Romanos 8:11; 1 Corintios 15:49-53).
Ahora veamos cómo prosigue esta extraordinaria analo–
gía.
Todavía no hemos nacido como seres divinos. Todavía
no estamos compuestos de espíritu sino de materia tísica.
La
vida divina apenas si se ha engendrado. El carácter divino
empieza
tan
pequeño que no se hace muy evidente, excepto
por aquel aura de "romance" espiritual que irradiamos en el
"primer amor" de la conversión. Por lo que respecta al
conocimiento espiritual y el desarrollo del carácter espiritual,
aún no hay gran cosa.
El embri6n espiritual
Engendrados espiritualmente, somos apenas un embrión.
Ahora necesitamos alimento espiritual. Jesús dijo que no sólo
de pan (comida tísica) vive el hombre sino
DE TODA PALABRA