Página 20 - Spanish

Versión de HTML Básico

16
Cómo solucionar sus problemas de finanzas
¿Por qué Dios retiene el diezmo?
¿PoR QUÉ el Eterno retiene
para sí
ese primer diezmo, la
DÉCIMA PARTE de nuestros ingresos?
De nuevo nos encontramos con una VERDAD que el
hombre jamás podría conocer ni indagar sin una revelación
divina. ¡DIOS TIENE UN PLAN! ¡El está llevando a cabo un GRAN
DESIGNIO! Al fin de cuentas,
¿qué
es el hombre? ¿PoR QUÉ
existe? ¿A dónde va? Dios revela las respuestas en su Palabra,
su revelación, que es la Biblia.
Para que se cumpla el santo PROPÓSITO que tuvo al
colocar a la humanidad sobre la Tierra, Dios siempre ha
tenido un SACERDOCIO, un ministerio que lo represente, que le
sirva y lleve a cabo la misión que Elle ha encomendado. Allá
en los antiguos tiempos patriarcales, el sumo sacerdote de
Dios, su representante sobre la Tierra, era Melquisedec.
Durante la administración nacional de Israel bajo el
antiguo pacto, que abarcó el período desde Moisés hasta
Cristo, la tribu de Leví constituyó el ministerio de Dios, mejor
conocido como el sacerdocio levítico. Más tarde, cuando
Cristo resucitó de entre los muertos, ascendió al cielo como
SUMO SACERDOTE viviente. Hoy El llama a sus ministros y les
encomienda la labor de actuar como sus verdaderos represen–
tantes en este mundo entenebrecido y engañado por Satanás,
para que prediquen y lleven a cabo su PLAN. Hoy, el sacerdocio
de Melquisedec está restaurado en Cristo.
En la actualidad el llevar a cabo la obra de Dios implica el
gasto de sumas cuantiosas. Los ministros de Dios, que dedican
todo su tiempo al propósito santo y espiritual de Dios, no
pueden ganar su sustento por medios ordinarios. Pero sí
trabajan. Si son
verdaderos
ministros del Dios Altísimo, son
hombres idóneos que LABORAN ARDUAMENTE, sin horario fijo.
De hecho, se
ganan
su sustento;
trabajan
para ganarlo, al
igual que cualquier agricultor, obrero, oficinista o comercian–
te.
Y así, Dios en su sabiduría ha dispuesto los medios para
mantener su obra económicamente y para dar el sustento a
sus ministros. En el programa de Dios, sus ministros trabajan
para El
exclusivamente.
En el gran plan de Dios, El mismo paga a sus ministros.