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Cómo solucionar sus problemas de finanzas
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Es El quien los "contrata", es El quien los
llama
a su obra.
A fin de proveer fondos para su ministerio, Dios, desde el
principio,
RETUVO PARA
sí la
primera décima
de los ingresos de
todo ser humano sobre la Tierra. Esta primera décima de
nuestros ingresos es
PROPIEDAD
de Dios.
¿Cómo
podemos pagarle a Dios su diezmo? El está en su
trono celestial, y
"nadie
subió al cielo", dijo Jesús (Juan 3:13).
No podemos ir allá. No podemos
ver
a Dios ni entregarle el
dinero
personalmente.
¿Cómo, pues, pagarle el diezmo?
¿A quién se pagan los diezmos?
Por lo general, las grandes empresas no pueden tener
contacto directo con sus muchos clientes esparcidos en
diferentes ciudades. Por tal motivo tienen que enviar repre–
sentantes debidamente autorizados para cobrar lo que los
clientes adeudan. El cobrador va en nombre de la empresa y
cuando el cliente le paga, de hecho no es a él a quien le paga
sino a la empresa de la cual es deudor.
El sistema que Dios tiene para recaudar su diezmo es así
de sencillo. Como nosotros no podemos ver a Dios ni ir a su
trono en los cielos, El nos instruye por medio de su Palabra
revelada que paguemos los diezmos a sus
REPRESENTANTES,
y
éstos, al recibirlos, lo hacen autorizados por Dios, tal como el
cobrador que recibe pagos con la autoridad de la empresa que
representa.
Cuando un cliente paga su deuda al cobrador, él
considera que la ha pagado a la
EMPRESA,
no que haya hecho
una donación personal a ese empleado. Entrega aquella suma
como si fuera
a la institución
que el cobrador representa. A
partir de ese momento lo que le ocurra a ese dinero es
responsabilidad de la compañía, no es responsabilidad del
cliente. Y es la compañía quien le paga el salario al cobrador.
El recibe su salario
de la compañía
y no considera que el
cliente se lo paga.
Esto ilustra claramente el verdadero principio de Dios
acerca del diezmo. Cuando pagamos los diezmos en la
actualidad, Dios nos da instrucciones de que los paguemos al
representante que El ha llamado y escogido: al verdadero
ministro de Jesucristo. Pero los pagamos a un ministro
no
como una contribución personal de
nuestro propio dinero,