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LOS DIEZ MANDAMIENTOS
basadas en mera
inmundicia, obscenidad, estupideces
y
mucha–
chadas? ¿Por qué las editoras imprimen esa corrupción que
degrada las emociones humanas del amor, la bondad y el idealismo
a un nivel inferior a el de las bestias irracionales?
¿Lo hacen movidos por el deseo de
servir
a Dios
y
a sus
semejantes, para
dar
algo digno
y
útil a cambio de las bendiciones
que un buen ingreso monetario hace posibles?
La respuesta, por supuesto, es que la "literatura" obscena no
es más que el resultado de una forma de
CODICIA
particularmente
viciada
y
PERVERSA
-
un deseo egoísta de "apropiarse" las
cosas buenas de la vida sin tener que
DAR
algo bueno en cambio.
Mire a su alrededor. Hallará una sociedad literalmente
FUN–
DADA
en este principio egoísta.
Si sus ojos están realmente abiertos, no le será dificil topar con
centenares
de ejemplos de
CODICIA
en nuestra sociedad. Pero tenga
el valor de ver su
propia
codicia también. Esté dispuesto a
arre–
pentirse
de ello
y
solicite de Dios el amor
y
la fortaleza que se
requieren para vencer la codicia.
La solución de Jesucristo
Nuestra generación
NECESITA
estas palabras del Hijo de Dios:
"Mirad,
y
guardáos de toda avaricia; porque la vida del hombre no
consiste en la abundancia de los bienes que posee" (Lucas 12:15).
¿Pudo captar esas palabras? Su verdadero éxito
y
felicidad en
la vida, dijo Cristo,
NO
puede en efecto medirse según lo nuevo
y
poder-oso que sea el carro que usted conduce, la calidad de su casa,
la ropa que usa, o los alimentos que consume.
La felicidad es un estado de la
MENTE.
Es algo que viene
cuando usted posee el
Espíritu
y la
mente de Cristo
dentro de su
mente.
Jesús dijo: "Las zorras tienen cuevas,
y
las aves de los cielos
nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene donde recline la cabeza"
(Lucas 9:58). El amor, gozo
y
paz que Jesús ejemplificó venía de
su afición a
dar
y
SERVIR -
no de ninguna cosa material que El
pudiera "apropiarse".
Jesucristo, el Hijo del hombre, pudo vencer la
vanidad
humana
y
la
codicia
porque El puso el servicio de Dios
MUY POR
ENCIMA
de cualquier otra cosa. Tras de decir cómo los inconversos
procuran
-y
se
afanan
-por cosas materiales
y
comodidades,
entregó este mandamiento:
"Buscad primeramente el reino de