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LOS DIEZ MANDAMIENTOS
nombre,
él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo
que yo os he dicho"
(Juan 14:15-17, 26).
Jesús dijo: "Mas la hora viene, y AHORA es, cuando los verda–
deros adoradores adorarán al Padre en
espíritu y en verdad;
por–
que también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios
es
EsPÍRITU; y los que le adoran, en
espíritu y en verdad
es necesario
que adoren" (Juan 4:23, 24).
Dios es la esencia de todo PODER - toda SABIDURÍA - todo
AMOR. Dios es ILIMITADO. Cuando el hombre hace una imagen
fisica de Dios, automáticamente
limita
en su propio pensamiento y
culto, al Dios que NO
será limitado o restringido.
Las bases de la idolatría
Muchas veces, tras de reiterar los Diez Mandamientos, Dios
amonestó a Israel que se abstuviese de cualquier forma de idola–
tría. "No haréis para vosotros ídolos, ni escultura, ni os levantaréis
estatua, ni pondréis en vuestra tierra piedra pintada
para inclina–
ros a ella;
porque yo soy el Eterno vuestro Dios" (Levítico 26:1).
Sin embargo, para desvanecer cualquier mal entendimiento,
haremos aquí una pausa y aclararemos que Dios
no
condena el
arte o la escultura, sino la erección de cualquier cuadro o imagen o
representación
"para inclinaros ante ella".
En el mandamiento
original consignado en Exodo 20:4-6, Dios
no
está condenando
todas las pinturas o imágenes, sino que el mandamiento continúa:
"No te inclinarás a ellas ni las honrarás".
El verdadero fundamento de toda idolatría estriba en que, el
hombre, rebelde y voluntarioso por naturaleza, rehusa
REN–
DIRSE
o someterse al verdadero Dios y adorarle
en la forma que
El ordena.
Sin CONOCER pues al verdadero Dios, sin tener su
Espíritu, el hombre cree que necesita algún "auxiliar" o "represen–
tación" de diseño humano que le ayude a adorar el concepto que él
se ha forjado de Dios. Nótese que este segundo mandamiento no
está hablando de la
adoración
a un ídolo - eso lo prohibe el
primer mandamiento. Este segundo mandamiento PROHIBE
la
interposición de objetos físicos entre nosotros y la adoración que
debemos rendir al Dios invisible.
Cuadros de Jesús
Millares de cristianos de profesión emplean en sus cultos
religiosos representaciones y cuadros
supues~amente
de Jesucristo