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EL TERCER MANDAMIENTO
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cualquier otro dios que tenga el poder que El tiene. Enseguida
declara: "¡Mirad a mí y sed salvos, todos los términos de la tierra;
porque yo soy Dios, y no hay más! Por mí hice juramento de mi
boca, salió palabra en justicia, y no será revocada, que a mí se
doblará TODA rodilla, y jurará toda lengua" (versículos 22-23).
Aquí el Dios verdadero indica que es a EL a QUIEN los hom–
bres DEBEN adorar y obedecer! ¡Cuánta razón hay para que reve–
renciemos y santifiquemos su nombre!
Profanando el nombre de Dios
Quizás muchos no lo entienden del todo, pero la Tierra está
literalmente LLENA de hombres y mujeres que profanan el nombre
del Omnipotente en muchas y variadas maneras. Es tiempo de
ARREPENTIRNOS del grave pecado que constituye tomar el NOMBRE
de nuestro Creador y Dios
en vano.
Hombres y mujeres de todas las facetas de nuestra sociedad
creen que es "gracioso" o muy popular, jurar por el nombre de Dios
o invocar su nombre, poniéndole por testigo en algún juramento
condenatorio. En casi todo el mundo, los actores y comediantes,
por años, han repetido como el loro, juramentos profanos, que son
insertados por los argumentistas y comediógrafos, aparentemente
con el sólo propósito de "divertir" al auditorio, usando el nombre
de Dios frívolamente. En la actualidad, es muy común la profani–
dad en los guiones de películas u obras teatrales. Pero el Eterno
Dios no va a permitir que eso continúe por mucho tiempo. Esta es
una de las muchas razones por las que El va a CASTIGAR ya muy en
breve a las naciones de profesado cristianismo- ¡y jamás genera–
ción alguna en toda la historia de la Tierra ha recibido castigo tan
tremendo como el que les espera a dichas naciones!
En nuestra conversación diaria, muchos de nosotros
vitupera–
mos
el nombre de nuestro Creador y nuestro Dios. ¡Usamos nues–
tro aliento para maldecir y condenar precisamente a QUIEN nos da
la vida y el hálito mismo con que profanamos su nombre!
Una de las expresiones que se usan con terrible frecuencia, es
pedir a Dios que "condene" o maldiga a alguien. Los pobres y los
poderosos por igual lanzan este vil juramento - y muchos piensan
que así prueban su "hombría" o que ganan algo con tal proceder.
Tal expresión escarnece el nombre de nuestro Dios - se le pide
que haga algo que El jamás intentó hacer.
Dms NUNCA "maldice" a un hombre en la mat;1era que los