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EL CUARTO MANDAMIENTO
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Es por o mediante la autoridad de Dios, que los primeros seis
días de la semana están señalados para los negocios y labores del
hombre. Es la voluntad de Dios que el hombre
trabaje
y gane su
pan de cada día. Aquel que desperdicia su tiempo y está ocioso
durante los
seis
días, es igualmente culpable a la vista de Dios, que
el hombre que trabaja en el día
séptimo.
El perezoso generalmente
se viste de andrajos y su mente y sus manos ociosas le conducen a
muchos vicios, miseria y pecado.
Esta segunda parte del mandamiento correspondiente al
sábado es tan vigente y obligatoria como la primera. Aquel que
nunca trabaja, está totalmente inhabilitado para rendir culto a
Dios. El trabajo honrado y bien intencionado de los seis días es en
sí un acto de adoración y obediencia al Todopoderoso.
El hombre está colocado en un mundo que contiene todo lo
que es necesario para su sustento fisico, ¡pero para obtenerlo, tiene
que trabajar! Es parte de la intención original de Dios, porque el
hombre fue colocado en el Jardín del Edén "para que lo guardase y
lo labrase".
Sin embargo, de la misma manera, aquel que jamás hace una
pausa en sus diarios afanes, ni busca solícitamente a Dios para
adorarlo en el séptimo día que El ha apartado y hecho santo, está
- por carencia de contacto con su Hacedor - imposibilitado de
alcanzar su más alta proeza potencial en
trabajo,
en
servicio
y en
el
gozo
que proporciona el cumplimiento o la realización de los
más caros anhelos.
Puesto que el Creador mismo lo ha mandado así, podemos
guardar el sábado que fue hecho para descanso y renovación espiri–
tual, con la absoluta confianza de que el Creador nos
bendecirá
y
nos
prosperará
por ello.
Vacaciones pagadas
Hablando en términos generales, si usted dejara de trabajar
después de cada seis días, para darse un descanso necesario, por
razón natural esperaría hallarse atrasado en su trabajo y sus
finanzas. Pero Dios ha puesto en movimiento una gran
LEY.
Los
Diez Mandamientos de Dios son leyes vivientes,
activas
-
así
como la ley de la gravedad, sus mandamientos están en operación
-
operan automáticamente.
La ley del sábado - respaldada por el
PODER
mismo del