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LOS DIEZ MANDAMIENTOS
Creador - dice que si usted hace una pausa para descansar y
adorar el trabajo de los seis días, que le producirá más de lo que
adquiriera trabajando el sábado de Dios! ¿Comprende usted lo que
esto suma?
Desde cierto punto de vista, Dios nos está dando
vacaciones
pagadas
cada séptimo día.
Pero estas vacaciones no son solamente con el propósito de
darnos descanso fisico, sino que son también un tiempo santo para
adoración, para
rededicación
espiritual, para la contemplación y
ejercicio de los propósitos espirituales y las leyes de la vida que
Dios ha establecido. En la observancia del séptimo día que Dios ha
hecho santo - y que es el único que señala a la creación - el
hombre es acercado a Dios en una comunión más íntima con su
Hacedor.
Porque la presencia misma de Dios así como su divina bendi–
ción están especialmente evidentes en este día que El ha apartado
y santificado.
Estamos ahora viviendo los días más activos que la humani–
dad jamás ha presenciado. Estos son días en los cuales los más de
los hombres parecen tener muy poco o ningún tiempo que dedicar
a la contemplación de los propósitos espirituales y las metas de
vida - las cuestiones más IMPORTANTES que el hombre debiera
considerar.
La magnífica bendición del verdadero sábado de Dios es que
éste le permite al hombre tomar TIEMPO para considerar plena–
mente estas cuestiones que son las más importantes en la vida - y
tener comunión con su Dios y Creador de un modo que pocos de
los individuos de esta era han experimentado.
¡La verdadera observancia del sábado mantiene al hombre en
CONTACTO con Dios! Sin ese contacto, el hombre está cortado,
desunido, separado del propósito mismo de su existencia, de las
leyes que gobiernan y determinan su éxisto o su fracaso en la vida,
del conocimiento de lo que él es, a dónde va y cómo llegar
allí.
Sin este contacto con el Creador Dios, la vida del hombre es
vacuidad, frustración y juguete de la vANIDAD. En esta era, más
que en ninguna otra, el hombre necesita el contacto con Dios, la
fortaleza espiritual y el entendimiento, y la divina bendición y
dirección que la propia observancia del verdadero sábado de Dios
proporciona.