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Capítulo V
EL QUINTO MANDAMIENTO
TA
violencia
y
la
desfachatez
de los jóvenes caracterizan la era
.1....J
que vivimos. El número de hogares fracasados está cre–
ciendo en forma alarmante. El crimen entre los adolescen–
tes prácticamente alcanza proporciones
astronómicas.
¿Por qué cometen crímenes los jóvenes?
Una de las autoridades en materia de problemas juveniles más
respetadas en los Estados Unidos, el juez Samuel S. Leibowitz, se
propuso descubrir el por qué de la inseguridad
y
la frustración que
padece la juventud norteamericana. Para lograr su propósito deci–
dió trasladarse a Italia, la nación occidental que marcaba la más
baja
incidencia de crimen entre los jóvenes.
El juez Leibowitz buscó la respuesta entre oficiales de la
policía
y
de los planteles educativos de aquella nación. Y en todas
partes recibió la misma respuesta:
Los jóvenes de Italia respetan
la autoridad.
Entonces el magistrado decidió visitar los hogares italianos
y
averiguar la causa de tal respeto. Y encontró que aun en las casas
más menesterosas, la madre
y
los hijos daban el debido
respeto
y
honra
al padre, estimándolo siempre como cabeza de la familia.
En su investigación el juez Leibowitz llegó a la conclusión de
que el mundo moderno con su actitud de "permisión"
y
su aquies–
cencia no hace al niño feliz y equilibrado. Por lo contrario, descu–
brió que el niño desea verse rodeado de los sólidos muros de la
disciplina y los reglamentos que definen su mundo - reglamentos
que le digan con toda exactitud hasta dónde puede
ir.
Lo que se espera del niño en la vida adulta debe inculcársele
en la niñez.
Al niño hay que
DISCIPLINARLO
de tal modo que haga
cosas que no desea hacer.
Desde su más tierna infancia se le debe
enseñar
respeto
y
OBEDIENCIA
a sus padres.