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EL QUINTO MANDAMIENTO
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El quinto mandamiento es uno de los
DIEZ GRANDES PUNTOS
de la ley espiritual y eterna de Dios. Bajo la dispensación del
Antiguo Testamento, la pena por violar directa y flagrantemente
este mandato era la
MUERTE.
"El que hiriere a su padre o a su madre,
morirá
. . .
Igual–
mente el que maldijere a su padre o a su madre,
morirá"
(Exodo 21:15, 17). ¡He ahí la
IMPORTANCIA
y alcance del quinto
mandamiento a la vista de Dios!
El hogar y la
unidad de la familia
son las bases de toda
sociedad decente. Y las
relaciones
de los hijos hacia los padres son
un tipo exacto de las
relaciones espirituales
entre los verdaderos
cristianos y Dios. Las lecciones sobre la formación del
carácter
que
se aprenden en ésas relaciones bien pueden pervivir en el niño
durante el resto de su vida
-
y por la
ETERNIDAD.
A los ojos de un niño pequeño, su padre ocupa el lugar de
Dios
mismo.
Porque el padre es el sustentador, protector, buen amante,
maestro y legislador.
La educación que reciba el niño en sus primeros años y la
actitud que desarrolle hacia estas relaciones de familia, determina–
rán en gran escala su posterior actitud hacia sus más amplias
relaciones con la sociedad. Y, finalmente, de cierto afectará sus
relaciones con su Padre espiritual que está en los cielos.
Honra
y
respeto a los padres
El Nuevo Testamento magnifica este mandamiento en
muchos de sus pasajes. Pablo escribió:
"Hijos, obedeced en el
Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a
tu madre, que es el primer mandamiento con promesa"
(Efe–
sios 6:1-2).
El mandamiento original de "honrar" al padre y a la madre
nos aplica a todos a través de toda la vida. Pero en este pasaje a los
hijos
específicamente se les manda
obedecer
a sus padres "en el
Señor".
Debido a la total falta de experiencia y juicio en el niño, es
absolutamente necesario que se le
inculque
OBEDIENCIA
a sus
padres; obediencia
instantánea y sin replicar.
De tiempo en
tiempo deben dársele explicaciones y razones a este respecto, pero
en el momento que el padre da el mandato,
posiblemente no haya
tiempo ni oportunidad de explicar o dar razón del por qué de la
orden.