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LOS DIEZ MANDAMIENTOS
Por lo tanto, es imperativo que al niño se le enseñe el HÁBITO
de indiscutible
obediencia
a sus padres. Porque hasta que el niño
se desarrolla, sus padres ocupan
el lugar de
Dios. Y ante Dios ellos
son RESPONSABLES de impartir apropiada enseñanza y dirección al
niño.
Obediencia "en el Señor"
Por implicación directa, el padre está obligado por el quinto
mandamiento
a hacerse a sí mismo honorable.
Porque para recibir
honor y honra, uno
debe ser honorable.
Todo padre necesita darse cuenta de que ante su hijo él
representa a Dios.
Y al aprender esto, debe vivir una vida
digna
del profundo
respeto
y la
reverencia
del niño. Y también debe
enseñarle
que la
honra
y el
respeto
pertenecen a ambos padres.
Conforme el niño madura, el padre debe instruirlo en lo con–
cerniente a la existencia del gran Padre espiritual y Autor de toda
vida, el Creador de cielos y Tierra, el Soberano Gobernador del
universo - Dios Omnipotente.
Los padres cristianos deben enseñar a sus hijos a
honrar
y a
obedecer
a su Padre espiritual con aun más implícita fe y amor que
a sus padres terrenales. Porque la MÁS GRANDE lección que puede
enseñársele al niño, o a ser alguno, es la de
temor
y obediencia a
AQUÉL que en el principio puso en movimiento toda vida.
La única estipulación en el mandato de total obediencia del
hijo hacia sus padres, es la frase "en el Señor". Esto no
tiene
referencia
en lo
absoluto
con la condición espiritual de los padres.
Desde los comienzos de la cristiandad, ha habido casos de jóvenes
verdaderamente convertidos cuyos padres continuaron inconver–
sos. Pero conforme el niño crece hasta convertirse en un joven que
luego llega a conocer al Creador personalmente, la instrucción de
obedecer a sus padres "en el Señor" puede, en raras ocasiones,
limitar su obediencia cuando los padres son hostiles a los caminos
y
mandamientos de su Padre Celestial.
En casos así, que por cierto son muy raros, si el individuo tiene
la edad suficiente como para entender, ya es lo suficientemente
adulto como para "obedecer a Dios antes que a los hombres"
(Hechos 5:29). Pero, aún entonces, el hijo está obligado a honrar a
sus padres en el carácter que éstos tienen de proveedores y guías
terrenales, y someterse a cualquier castigo que ellos desearan
imponerle.