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¿Es Dios una Trinidad?
hombre hasta que en el bautismo se posó sobre El el
Espíritu de Dios, convirtiéndolo en el Ungido, o el Cristo.
En sus creencias acerca de la persona de Jesucristo,
"rechazó el realismo platónico sobre el cual se fundamen–
taban la mayoría de las especulaciones cristológicas de la
época"
(ibid,
pág. 243).
Al final de su capítulo sobre la Trinidad, McGiffert
concluye: ". . . Los teólogos ortodoxos se han ufanado de
que tanto la filosofía como la religión alcanzan su máxima
expresión en la doctrina de la Trinidad" (Vol. 1, pág. 247).
No puede negarse la influencia de la filosofía platónica
sobre la doctrina de la Trinidad.
Sin embargo, las ideas trinitarias se remontan a tiem–
pos anteriores a Platón. "Frecuentemente se hace referen–
cia al monoteísmo de las tríbus semíticas; sin embargo, es
un hecho establecido que las deidades más o menos en
todo el mundo generalmente se presentan en triadas. Esto
se aplica a los hemisferios oriental y occidental, al norte y
sur. Observamos además que la tríada de tres personas, de
alguna manera mística, constituye una sola persona ... La
definición de Atanasio [un cristiano del siglo IV] que vivió
en Egipto, se refería a las trinidades de todas las religiones
gentiles"
(Egyptian Belief and Modern Thought,
Las
creencias egipcias y el pensamiento moderno, por James
Bonwick, F.R.G.S., pág. 396).
La formulación de Atanasio del concepto de la
Trinidad fue acogida por la Iglesia Católica en el Concilio
de Nicea en el año 325 después de Cristo. Atanasio era un
egipcio de Alejandría cuya filosofía también tenía profun–
das raíces platónicas.
"La escuela catequística de Alejandría, que veneraba
como sus cabezas a Clemente de Alejandría y a Orígenes,
los mayores teólogos de la Iglesia griega, aplicó el método
alegórico para explicar las Escrituras.
Su pensamiento
estaba influenciado por Platón:
su punto fuerte era la
especulación teológica. Habían sido incluidos como miem–
bros Atanasio y los tres Capadocios ..."
(Ecumenical
Councils of the Catholic Church,
Concilios ecuménicos de
la Iglesia Católica, por Hubert Jedin, pág. 29).
Para explicar la relación entre Cristo y Dios Padre, los
padres de la Iglesia creyeron necesario acogerse a la filoso-