La mente humana
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el feto humano debe crecer hasta que sea lo suficientemente
grande como para nacer, los cristianos engendrados deben
crecer
espiritualmente
en la gracia y en el conocimiento de
Cristo (II Pedro 3:18); deben vencer y desarrollar carácter
espiritual durante esta vida para luego poder nacer dentro del
reino de Dios. Esto está muy bien ilustrado en dos parábolas
bíblicas, la de las minas y la de los talentos.
En la parábola de las minas (Lucas 19:11-27) Jesús se
representa a sí mismo como un noble que debe viajar a un país
lejano (el cielo) para recibir un reino y luego volver. Antes de
partir llamó a sus 10 siervos y a cada uno de ellos le dio una
mina. Mientras el amo se encontraba
ausente~
uno de los
siervos negoció con su mina y ganó otras 10. A éste se le
confirió el gobierno de 10 ciudades en el reino de Dios. Otro
ganó cinco minas, la mitad del anterior, y recibió cinco
ciudades. A un tercero, quien no ganó
NADA,
aun lo que tenía le
fue quitado.
En la parábola de los talentos (Mateo 25:14-30) tenemos
el caso de tres siervos. Uno recibió cinco talentos, el segundo
dos y el tercero uno, cada uno conforme a sus capacidades. Al
volver Cristo, el que recibió cinco talentos había ganado otros
cinco (ganancia que significa el crecimiento y la superación
espirituales en esta vida); fue alabado como siervo fiel y
prudente y se le otorgó la recompensa correspondiente en el
reino de Dios. El que había recibido dos talentos - el mismo
grado de crecimiento en proporción a su capacidad - ganó
otros dos y también recibió su recompensa. Pero el que había
recibido un solo talento
NO HIZO NADA
con él; en otras palabras,
en su vida cristiana no hizo nada por vencer ni crecer, por
desarrollar carácter espiritual.
Las minas y los talentos en estas parábolas representan
las arras del Espíritu Santo de Dios que la persona recibe al
momento de la conversión. A medida que el cristiano es
dirigido
o
guiado
por el Espíritu Santo, a medida que sigue
aquello que el Espíritu de Dios le abre la mente para entender
y a medida que
crece
en conocimiento espiritual y vence el
pecado, esa porción del Espíritu Santo
aumenta
dentro de él.
Jesucristo, por su parte, estaba lleno del Espíritu Santo, el
cual le fue dado sin medida (Juan 3:34).
Estas parábolas nos enseñan que el cristiano que no