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El "obituario" del mundo actual
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resultado la multiplicación de facultades de estudios creati–
vos, las cuales podrían llamarse más bien facultades de
estudios indisciplinados, donde se evitan las conferencias
porque son 'burguesas' y los estudiantes se enseñan ellos
mismos en sesiones de 'diálogo'".
El árbol se conoce por sus frutos. El nuestro es un mundo
en caos, confuso, infeliz, lleno de temores y dividido contra sí
mismo; recargado de angustias, delincuencia juvenil, divorcio,
crimen, demencia, odios raciales, revueltas, violencia, guerras
y muerte; falto de honorabilidad, verdad y justicia. Está al
borde del cosmicidio, bajo la amenaza de la extinción del
hombre por el hombre. Estos son los frutos de la educación
moderna.
Dios llama necedad a este acervo de conocimiento
materialista: "La sabiduría de este mundo es insensatez para
con Dios ..."
(1
Corintios 3:19).
¿Cuál es entonces la causa de esta educada insensatez? El
día del hombre, que se inició con la creación del género
humano y terminará con la venida de Cristo para reinar, ha
sido un período de 6000 años durante el cual Dios sentenció a
la humanidad a que estuviera apartada de El y de su
conocimiento revelado, con excepción de unos pocos llamados
para un propósito. El conocimiento accesible al ser humano
sin el Espíritu Santo de Dios está confinado al campo de lo
físico y lo material.
Adán, el primer hombre, habiendo tenido la oportunidad
de elegir entre dicho conocimiento limitado a lo físico y el
gobierno de Dios (y por ende recibir el Espíritu Santo de
Dios), escogió el primero. De hecho, la mente natural del
hombre, al contar únicamente con el espíritu humano (del
cual trataremos más adelante al definir la naturaleza huma–
na), es incompleta. Además del espíritu humano que recibe al
nacer, el hombre tiene necesidad del Espíritu de Dios.
El intelectualismo del sistema educativo contemporáneo
está a punto de perecer y va a ser remplazado por el sistema
educativo correcto y verdadero del mundo de mañana. Este
nuevo sistema del futuro ya está echando raíces y, a la manera
del proverbial grano de mostaza, está comenzando a extender–
se alrededor del mundo. Jóvenes de varios países están
aprendiendo los verdaderos valores, el propósito de la vida