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Su portentoso futuro
suprimía toda la esencia de su mensaje: lo que ha venido a ser
la dimensión perdida en el conocimiento.
Por espacio de unos 18 siglos y medio
el verdadero
evangelio quedó suprimido en el mundo.
Se difunde "otro evangelio"
Ya para el año 58, cuando el apóstol Pablo escribió su
carta a los gálatas, muchos se habían dejado arrastrar por el
nuevo "evangelio". Estas son las palabras de Pablo: "Estoy
maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os
llamó por la gracia de Cristo, para seguir
un evangelio
diferente.
No que haya otro [porque ese
no
era una buena
nueva], sino que hay algunos que os perturban y
quieren
pervertir el evangelio de Cristo"
(Gálatas 1:6-7).
Alrededor del año 54 escribió a los tesalonicenses:
"Porque ya está en acción
el misterio de la iniquidad ..
."
(11
Tesalonicenses 2:7). Pablo se refería a la religión de los
misterios establecida por Simón el mago (Hechos 8:9), una
religión de iniquidad, de ilicitud, una religión que rechazaba
la ley de Dios.
La iglesia falsa
y
la verdadera
El libro de Apocalipsis nos presenta dos iglesias, ambas
con el nombre de Cristo. Una, descrita en el capítulo 12, es la
verdadera Iglesia de Dios, numéricamente pequeña, reducida
por la persecución y el martirio, pero obediente a la ley de
Dios y aborrecida por Satanás. La otra, en el capítulo 17, se
denomina
"BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y
DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA"
(versículo 5). Es, en otras
palabras, la religión babilónica de los misterios sumida en la
iniquidad y que ha abolido la ley de Dios.
En tiempos del apóstol Pablo los ministros de Simón el
mago andaban perturbando a los corintios, por lo cual Pablo
escribió a éstos: "Porque os celo con celo de Dios; pues os he
desposado con un solo esposo, para presentaros como una
virgen pura a Cristo [la Iglesia verdadera, en la resurrección, se
casará espiritualmente con Cristo]. Pero temo que como la
serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean
de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo.
Porque si viene alguno [un ministro de Simón el mago]